PROTECCIÓN PARA PIES QUE ES Y PARA QUE NOS SIRVE

 El calzado de uso profesional es el EPP diseñado para proteger el pie/pierna de los riesgos existentes en el lugar de trabajo, fundamentalmente frente a riesgos mecánicos (caídas de objetos, atrapamientos, objetos punzantes, cortes, deslizamientos, cortes por sierra de cadena, etc.), térmicos (temperatura ambiental, del suelo, presencia de fuego, salpicadura de metal fundido, etc.), químicos y eléctricos (contacto eléctrico, descarga electrostática, etc.).

Las características del calzado de uso profesional están determinadas, de forma general, por los materiales de fabricación empleados (por ejemplo, cuero, caucho, etc.), formas o diseños de este y de los elementos de protección incorporados al equipo (como topes de seguridad, suela de aislamiento, etc.).


¿Para qué sirve?

El calzado de seguridad está diseñado para proteger de lesiones provocadas por:

  • objetos pesados o afilados;
  • derrames de líquidos o ácidos;
  • aceite;
  • calor;
  • zonas de trabajo resbaladizas; y
  • electricidad.

Existen diferentes tipos, en función de los peligros que se pueden encontrar.

¿Qué tipos existen?

Existen muchos tipos de botas de seguridad. Su evaluación de riesgos de la salud y la seguridad deberá determinar si existen riesgos de lesión para sus pies en el desempeño de su trabajo y, en caso afirmativo, qué tipo de calzado de seguridad es el adecuado. El tipo que se elija debe cumplir con las normas nacionales y comunitarias. 

En México la NOM-113-STPS-2009 clasifica el calzado de seguridad en 7 tipos: 

Tipo I Calzado ocupacional: Es aquél destinado a usarse en actividades de trabajo donde el usuario está expuesto únicamente a riesgos menores, tales como cortaduras, laceraciones, golpes contra objetos, entre otros, que no requiere contar con alguna característica especial de protección

Tipo II Calzado con puntera de protección: Es aquél destinado a la protección integral de los dedos de los pies, donde existen riesgos de impacto y compresión

Tipo III Calzado de protección dieléctrico: Es aquél destinado a proteger al usuario contra riesgos de choque eléctrico.

Tipo IV Calzado de protección metatarsal: Es aquél destinado a proteger el empeine del pie contra riesgos de impacto directo al metatarso, además de cubrir los riesgos del calzado Tipo II.

Tipo V Calzado de protección conductivo: Es aquél destinado a disipar la electricidad estática del cuerpo al piso, para reducir la posibilidad de ignición de mezclas explosivas o sustancias inflamables.

Tipo VI Calzado de protección resistente a la penetración: Es aquél destinado a proteger la planta del pie del usuario contra objetos punzo-cortantes que puedan traspasar la suela del calzado.

Tipo VII Calzado de protección antiestático: Es aquél destinado a reducir la acumulación de electricidad estática, disipándola del cuerpo al piso manteniendo una resistencia lo suficientemente alta para ofrecer al usuario una protección limitada contra un posible riesgo de choque eléctrico.

¿En qué lugares hay que utilizar la protección de los pies?

El uso de calzado de seguridad puede ser obligatorio en otras zonas, por ejemplo, en un almacén donde se esté utilizando una carretilla elevadora para proteger contra una lesión causada por un palé o por la caída de un objeto — en esas zonas encontrará una señal de aviso para advertirle.

¿Cuáles son sus limitaciones?

Un calzado de seguridad debe ser «antideslizante». Esto no garantiza que no pueda resbalar en condiciones especialmente deslizantes; el calzado se limita a reducir ese peligro. Los vertidos y las fugas de líquido también reducirán su eficacia. El aceite o los disolventes pueden dañar de forma permanente la superficie antideslizante.

Las botas de seguridad no le protegerán de una descarga de la red eléctrica, pero podrían ofrecer una protección limitada frente a voltajes más bajos.

¿Cómo lo cuido?

Para cuidar el calzado de seguridad tiene que tomar las mismas precauciones que con el calzado convencional, es decir, mantenerlo limpio y seco. Deberá cambiar su calzado cuando el dibujo de la suela esté tan desgastado que sus propiedades antideslizantes se hayan reducido significativamente.


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