HISTORIA DE LA MASCARILLA

Las mascarillas son lo de hoy. Por más de 600 años han servido para protegernos y salvarnos la vida. Desde hace un año se han convertido en parte de nuestra indumentaria diaria. Pero ¿sabes cómo se inventaron?

Hoy día, gracias a la tecnología tenemos múltiples opciones, sean desechables, reutilizables, de cara completa, de media cara, autónomas, etc. Sin embargo, no fue así desde el principio.

Los orígenes

Si consideramos la máscara de doctor peste como el ancestro lejano de las mascarillas podemos decir que entonces sus orígenes se remontan alrededor de 600 años. Durante la pandemia de peste negra de los s. XIV y XV, en ese entonces no había muchas opciones y tampoco eran muy seguras, pero sí que dejaron huella por su forma tan característica en forma de pico de cigüeña.

Estas máscaras se desarrollaron pensando que la enfermedad estaba en el aire. Creyendo erróneamente que, neutralizando los olores con inciensos, hierbas de olor o triaca (teriaca), los médicos estarían a salvo.

Evolución

Unos cuantos siglos en el futuro, a mediados del s. XIX, concretamente en una París en plena remodelación, la moda femenina consistía en un velo que cubría la cara contra partículas de polvo. 

En 1878 el médico A.J. Jessup de Westtown, Nueva York publicó en la Hospital Gazette y en Scientific American una recomendación sobre el uso de mascarillas para limitar los contagios durante una epidemia. Para ello cita las pruebas que hizo con tubos de ensayo con y sin tapones de algodón. Lamentablemente no lo tomaron enserio.

Adopción en medicina

El primer estudio que promueve el uso de las mascarillas durante cirugías fue publicado en 1897 pero no tuvo mucho impacto pues no fueron de uso común entre la comunidad médica. 

En 1905 la doctora Alice Hamilton, originaria de Chicago, publicó un artículo en el Journal of the American Medical Association. En el artículo menciona los experimentos que realizó midiendo la cantidad de bacteria Streptococcus pyogenes expulsada por pacientes aquejados por escarlatina cuando tosían o lloraban. De la misma forma realizó mediciones de esta misma bacteria en médicos y enfermeras sanos cuando hablaban o tosían. Esta investigación la llevó a recomendar el uso de mascarillas durante las cirugías. 

Cuando en 1910 una epidemia de peste pulmonar azotó Manchuria, la corte china designó al médico, originario de Penang y educado en Cambridge, Wu Lien-Teh como guía en los esfuerzos antiplaga. Argumentando que la enfermedad se propaga a través del aire el doctor Lien-Teh se encargó de desarrollar mascarillas que pudieran ser utilizadas tanto por personal médico como el público en general.

Durante la pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española, el personal médico adoptó el uso de mascarillas para mantenerse protegidos; incluso muchas ciudades requirieron su utilización en público. Por ejemplo, en Seattle, donde los tranvías requerían que todos los pasajeros usaran mascarillas, la Cruz Roja enlistó a 120 trabajadores para repartir 260,000 mascarillas en 3 días.

Para 1920 las mascarillas eran un estándar en las salas de operación. A lo largo del siglo, investigadores médicos continuaron experimentando con nuevos diseños y materiales.

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Modernidad

Posterior a la Segunda Guerra Mundial la contaminación del aire, principalmente en Londres, llevó a los británicos a utilizar máscaras antismog.

Mientras las principales economías comenzaron a liberarse de la contaminación, el smog y las máscaras antismog se trasladaron a India, China y otras economías en desarrollo.

En enero de 2010 a tan solo un mes antes de suicidarse, el diseñador de modas Alexander McQueen presenta su nueva colección de prendas masculinas titulada An bailitheoir cnámh, “el coleccionista de huesos”, en gaélico, donde presenta mascarillas y pasamontañas.

Mientras que el trabajo de McQueen era más de corte artístico y conceptual los diseñadores enfocados en el mercado chino comenzaron a vender mascarillas junto con bolsos y joyería como parte de los accesorios de moda.

En 2018 la cantante Ariana Grande incluyó mascarillas como parte de la mercancía promocional de su álbum Sweetener. Y continuó en la misma línea con Santa Tell Me y Christmas and Chill.

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Post COVID19

El SARS-CoV-2 sin duda trajo de vuelta el uso de mascarillas para el uso diario y no solo especializado como en el caso de la medicina. Ya no solo son artículos promocionales o experimentos de moda.

Esto ha traído también una nueva oportunidad de emprendimiento pues hemos visto mascarillas reutilizables personalizadas, escudos faciales impresos en 3D o cascos autónomos que te aíslan por completo del ambiente exterior y te proveen de aire limpio, por poner algunos ejemplos.